Los efectos del desequilibrio en la composición y función del microbioma intestinal, conocido como disbiosis, pueden promover el desarrollo de resistencia a la insulina, así como el almacenamiento de grasa de manera excesiva. 
Los siguientes, son los hallazgos de un reciente artículo que aborda los mecanismos por los cuales la disbiosis contribuye a la fisiopatología de varias enfermedades crónicas, entre las que se destacan la diabetes tipo 2.
Alteración del perfil bacteriano en la obesidad
La obesidad se asocia con un metabolismo irregular de los lípidos y la glucosa, lo que lleva a que los niveles de lípidos en sangre se vean alterados. Se ha observado que cuando existe obesidad, la diversidad bacteriana se ve alterada, aumentando la población de bacterias potencialmente perjudiciales (como Blautia, Ruminococcus) y viéndose reducidas las cepas beneficiosas (como Bifidobacterium, Akkermansia, Faecalibacterium). Por lo que, una flora intestinal desequilibrada en personas obesas, puede promover la inflamación crónica, seguida de enfermedades metabólicas, que incluyen la resistencia a la insulina y diabetes tipo 2.
Los componentes del microbioma intestinal promueven la inflamación crónica en la obesidad
Recordemos que la obesidad se asocia con la inflamación crónica de bajo grado. Frecuentemente ésta se encuentra regulada por la microbiota del huésped, lo que se asocia con la resistencia a la insulina. Las moléculas inflamatorias producidas por las bacterias intestinales pueden llegar a ingresar al torrente sanguíneo, promoviendo la inflamación crónica y alterando la señalización de la insulina. 
En este contexto, y debido al aumento de la permeabilidad intestinal, componentes como el LPS y otros desechos bacterianos llegan a pasar del entorno intestinal y entran en el sistema circulatorio, lo que desencadena una reacción inmune.
Microbiota del tejido adiposo y disfunción del adipocito
Al igual que el intestino, el tejido adiposo, específicamente, el tejido adiposo blanco mesentérico (mWAT) también puede albergar microbios. Dado que el mWAT envuelve los intestinos, actúa como acceso, permitiendo la comunicación entre éstos y el resto de los sistemas del cuerpo. Así, hallazgos sugieren que WAT puede llegar a albergar poblaciones bacterianas críticas para la disfunción metabólica bajo diabetes tipo 2, asociada a la obesidad. De la misma forma, diversos estudios, han revelado que ciertas especies bacterianas que prevalecen en el tejido adiposo de las personas con obesidad, pueden crear mediadores inflamatorios como el LPS, causando resistencia a la insulina y otras enfermedades metabólicas.
Eje intestino-cerebro y alteraciones hormonales
La microbiota modula señales del eje intestino-cerebro, la liberación de hormonas entéricas (GLP-1, PYY) y la comunicación neuronal que regula apetito, gasto energético y balance glucémico. Cuando se produce la disbiosis, estas señales pueden llegar a alterarse generando ganancia de peso y la resistencia a la insulina.
Conclusión
La disbiosis intestinal impulsa múltiples mecanismos que convergen en la resistencia a la insulina y el almacenamiento excesivo de grasa: modulación de metabolitos microbianos (LPS, SCFA, ácidos biliares, otros), aumento de permeabilidad intestinal e ingreso de moléculas proinflamatorias, activación de vías inflamatorias sistémicas, deterioro del tejido adiposo vía microbiota local e inflamación, así como la alteración de señales hormonales y neuronales que regulan metabolismo. Por lo que, mantener un microbioma equilibrado no es sólo una cuestión digestiva, sino un pilar para conservar la sensibilidad a la insulina y prevenir el exceso de grasa corporal.
 
 
Referencia: Patra, D., Banerjee, D., Ramprasad, P., Roy, S., Pal, D., & Dasgupta, S. (2023). Recent insights of obesity-induced gut and adipose tissue dysbiosis in type 2 diabetes. Frontiers in Molecular Biosciences, 10, 1224982. https://doi.org/10.3389/fmolb.2023.1224982