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Síndrome de Intestino Irritable

El síndrome de intestino irritable (SII) es una afección médica que se caracteriza por presentar malestar abdominal (dolor y distensión) recurrente y crónico, hábitos intestinales con alteraciones que llevan al estreñimiento, diarrea o ambos, en ausencia de una enfermedad orgánica gastrointestinal asociada.

El SII, tiene una prevalencia mundial que va del 9.2% al 15%, siendo uno de los trastornos gastrointestinales más comunes. En México, afecta del 10% al 20% de la población. Tradicionalmente, es considerado como un síndrome biopsicosocial; no obstante, no todos los pacientes que lo desarrollan presentan condiciones psicológicas importantes. Se sabe que, comorbilidades como los desórdenes gastrointestinales, síndromes de dolor somático y desórdenes psiquiátricos promueven el incremento en la posibilidad de su desarrollo.

Generalmente, los pacientes identifican alimentos específicos como los desencadenantes de la sintomatología, por lo que las intolerancias alimentarias son muy comunes en este padecimiento. Dichos alimentos, son los que han sido denominados como los FODMAP, acrónimo que hace referencia a carbohidratos que son altamente fermentables, donde encontramos a los oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles. 

Así mismo, factores psicosociales como la depresión, el estrés y la ansiedad influyen de manera importante en el desarrollo del SII, ocasionando una alteración en la comunicación intestino-cerebro, lo que resulta en trastornos gastrointestinales. 

El abordaje de este trastorno debe realizarse de manera integral, siendo enfocado en la mejora de la calidad de vida del paciente, así como en el alivio del malestar abdominal presentado. Cabe mencionar que, dada la relación intestino-cerebro, el ejercicio será una herramienta importante durante el tratamiento, pues ayudará a promover la disminución de los niveles de estrés, influyendo de manera positiva en la mejoría de los síntomas.

Dos terceras partes de los pacientes muestran una mejora en la sintomatología del SII cuando han iniciado una dieta restringida en alimentos (dependiendo de cada paciente), por lo que, de la mano con el ejercicio, para su abordaje, se recomienda en primera instancia una dieta saludable y personalizada, así como la mejora en la calidad del estilo de vida.

Finalmente, es importante hacer hincapié en la reintroducción paulatina de los demás alimentos al paciente para ayudar a favorecer el apego al tratamiento y tener un mayor acceso a los micronutrientes que pueden verse disminuidos en dietas muy restrictivas.

Referencias: Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo (2021). Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo, 4(4), Págs. 71–83. https://doi.org/10.35454/rncm