Teléfono:
(+52) 222 240 11 00
Dirección:
Blvd. 2 de octubre No. 3316 1er. Piso Col. Anzures Puebla, Pue. México.
Las enfermedades mentales y los trastornos neurológicos se encuentran entre las principales causas de discapacidad a nivel mundial. El trastorno depresivo mayor (TDM), el trastorno bipolar (TBP), la esquizofrenia y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se han reconocido como los trastornos mentales más comunes.
Estudios han investigado la relación que existe entre los patrones dietéticos y el estado mental, resaltando la influencia de factores genéticos y ambientales, junto con el estrés, la dieta y la inactividad física, en el desarrollo de dichos trastornos. Así mismo, se ha denotado que una mala nutrición durante el periodo perinatal, es un determinante negativo en los resultados ulteriores de la salud mental en los niños, así como en la desregulación emocional y conductual durante la infancia.
Nutrición y función cerebral
Procesos biológicos, dieta y salud mental.
Se ha implicado a la inflamación crónica de bajo grado, caracterizada por el aumento de citocinas, proinflamatorias y proteínas de fase aguda, en el desarrollo de novo depresión, esquizofrenia y TBP.
Por otra parte, se ha detectado que factores ambientales, como el tabaquismo, la obesidad y, mayormente, una dieta deficiente de nutrientes, lleva al organismo a la utilización de citocinas y vías de señalización que son capaces de aumentar los marcadores inflamatorios, mismos, que en cantidades elevadas, pueden incrementar el riesgo de padecer un primer episodio de depresión, esquizofrenia o TBP.
Así mismo, se ha detectado la relevancia del estrés oxidativo en las enfermedades mentales, ya que antioxidantes, como la coenzima Q10, el glutatión y el zinc, poseen efectos antiinflamatorios y, niveles reducidos de dichos antioxidantes, incrementan la carga inflamatoria y el estrés oxidativo, lo que hace que se vean afectadas las defensas antioxidantes, llevando a una disminución en los niveles de vitamina E y zinc relacionados con la depresión.
Por otro lado, cuando la vía de señalización del eje intestino-cerebro se ve comprometida, aumenta la permeabilidad intestinal, llevando a la activación de la respuesta inmune innata, lo que resulta en niveles crónicamente elevados de mediadores inflamatorios, lo que produce la activación del eje hipotálamo-pituitario-adrenal, aumentando la permeabilidad de la barrera hematoencefálica y disminuyendo el nivel de serotonina, de forma que se promueve el desarrollo de un amplio espectro de enfermedades psiquiátricas, incluida la depresión.
Conclusión
Como podemos ver, la dieta es un factor determinante en la modulación de procesos inflamatorios, así como en la composición y función cerebral. Por otro lado, observamos que la disbiosis de la MI se correlaciona con distintas enfermedades del sistema nervioso central. No obstante, se requieren más estudios para examinar a fondo la estructura y función intestinal, así como los marcadores fisiológicos asociados con la ansiedad y la depresión.
Referencias:
Asociación Colombiana de Nutrición Clínica. (s/f). Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo. Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo. Recuperado el 29 de octubre de 2024, de https://revistanutricionclinicametabolismo.org/index.php/nutricionclinicametabolismo/article/view/358/572